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Extremadura ofrece un gran potencial como sumidero de carbono

Desarrollo de la jornadaAnte las amenazas del cambio climático, Extremadura tiene la oportunidad de contribuir como captadora neta de CO2 en la mitigación de los temidos efectos, con sumideros derivados de su ecosistema natural y de la agricultura

 A pocos días de que se celebre la conferencia sobre cambio climático en París, la COP21, bajo la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la Universidad de Extremadura organiza hoy la jornada técnica “Cambio climático y calidad del aire en Extremadura”.

Muchos son los desafíos, pero también oportunidades, que Extremadura va a tener que hacer frente de aquí a 2030 en relación con esta problemática global. Por ello, el objetivo principal de esta jornada es dar a conocer la estrategia extremeña de cambio climático para el periodo 2013-2020, su diseño, los ejes fundamentales, las acciones principales y los resultados obtenidos de la primera estrategia que finalizó en 2012. Con el propósito de concienciar a los ciudadanos sobre los problemas medioambientales y la calidad del aire, este encuentro está abierto a la sociedad en general, como así lo ha subrayado Eduardo Pinilla, profesor del Departamento de Química Analítica y coordinador de esta jornada.

Así, han participado en la reunión destacados expertos de la región en cambio climático, entre ellos, Martín Bastos, jefe de Sección de Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Extremadura y coordinador del Observatorio para el Cambio Climático en nuestra región. Para este especialista, la estrategia de Extremadura para el cambio climático se adaptará a la nueva hoja de ruta que resulte de los acuerdos que tendrán lugar en la conferencia del clima en París a finales de noviembre. Un ejemplo de ello es que para 2030 será necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40%, y que el 27% del consumo energético deberá proceder de fuentes de energía renovables. Esto hará retomar en Extremadura el plan de energía renovable.

A Extremadura, como consecuencia del contexto de crisis, le sobran derechos de emisión de gases con efecto invernadero procedentes del sector industrial, pero tiene ahora la oportunidad de trabajar y tomar acciones en el transporte y la agricultura, ha apuntado Bastos. En especial, los expertos han subrayado el papel fundamental de la agricultura. La clave está en promover el cambio a una agricultura llamada de conservación que no conlleva laboreo y permite, por tanto, incrementar la materia orgánica del suelo. En palabras de Martín Bastos, determinados cultivos agrícolas podrían convertirse en captadores de CO2, en “limpiadores de gases”, constituyendo, así, cultivos con función de “sumideros de carbono” porque absorben o fijan este gas atmosférico. Además, la agricultura de conservación permitiría reducir el consumo de agua y fertilizantes, con lo que ayudaría a la región a mitigar los efectos, que según los estudios de vulnerabilidad, está previsto que sufra particularmente Extremadura.

Pero no es solo la agricultura, el monte y la dehesa son también sumideros de carbono. Por ello, es necesario gestionar adecuadamente estos sumideros naturales y prevenir los incendios. Un solo incendio forestal puede hacer que se pierda todo el CO2 recogido. Las políticas y planes de adaptación deberían ir dirigidas a potenciar la contribución de Extremadura como sumidero de carbono y captador neto.

I+D contra el cambio climático

Evitar los peligros del cambio climático y limitar el aumento de la temperatura a 2ºC es una  prioridad para la Unión Europea. Es por ello que promover la I+D en este ámbito forma parte del programa Horizonte 2020. “En la Universidad de Extremadura hay muchos grupos de investigación con líneas de trabajo relacionadas con el cambio climático”, ha señalado Eduardo Pinilla. Precisamente, su grupo de investigación, Análisis Químico del Medio Ambiente (AQUIMA), estudia el origen del cambio climático, que no es otro que la contaminación química. “Desarrollamos métodos de vigilancia de la contaminación atmosférica, de manera que sea posible establecer medidas de prevención o corrección gracias a las herramientas de análisis”, explica el investigador. Partículas en suspensión, ozono, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono, dióxido de azufre, metales pesados, hidrocarburos aromáticos policíclicos son los contaminantes atmosféricos que analizan estos investigadores. De hecho, gracias a un convenio con la Junta de Extremadura, este grupo colabora en la red para la vigilancia atmosférica e investigación de la calidad del aire en el entorno regional (REPICA). Además, ahora están trabajando en el desarrollo de sensores electroquímicos que permitan medir la contaminación atmosférica en tiempo real y en el propio entorno.

Todos los expertos coinciden en que los efectos del cambio climático se dejarán sentir en muchos años afectando a las futuras generaciones. A Eduardo Pinilla le preocupa especialmente la reciente aceleración de este proceso. La culpa es del metano. El deshielo en las capas permafrost de Canada y Siberia, está favoreciendo la liberación de este gas de efecto invernadero a la biosfera. El calentamiento global se realimenta de esta manera. “Lo que sí está en nuestras manos es reducir las emisiones y promover otras fuentes energéticas alternativas al carbón”.

Son muchas las esperanzas depositadas en la próxima conferencia de París. “Tengo bastante ilusión en los resultados de la COP21. Tanto Estados Unidos como China están demostrando tomar cartas en el asunto y aseguran su compromiso”, ha expresado Martín Bastos.  El mayor beneficiario será el planeta.

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