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Enseñar para emocionar

Autores del estudio Emociones y vocaciones científicas web“Los sentimientos deben ser una variable más que el profesor debe manejar para gestionar el desarrollo del aprendizaje”, explica García Álvarez Gragera, uno de los autores del estudio y miembro del Grupo de Investigación Desarrollo Profesional de los Profesores de Ciencias y Matemáticas. Cómo se sienten los jóvenes a la hora de afrontar las asignaturas de ciencia y tecnología y de qué manera repercuten estas emociones en las futuras vocaciones científico-tecnológicas. Estas son las premisas de la investigación que lleva a cabo un grupo de investigadores del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales de  la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura que pretende medir el impacto de la metodología de enseñanza en el rendimiento emocional de los alumnos, de acuerdo con la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner.

Hay expertos que afirman que el declive de las vocaciones en ciencia y tecnología puede estar relacionado con un ambiente emocional adverso en torno al aprendizaje en el colegio. Estos profesores pretenden identificar, a partir de la respuesta emocional del alumno y de datos empíricos, cuáles son las relaciones entre los diferentes estilos de inteligencia de acuerdo con la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner (MIT) y el aprendizaje de la ingeniería y tecnología. 

 Los investigadores de la UEx están convencidos de que el interés por la ingeniería y los estudios científicos se puede potenciar en las primeras etapas de la escolarización a través de una metodología de enseñanza de la tecnología que atienda a la diversidad en el aula y que incida en las emociones y aptitudes del alumno. Dicha diversidad en la clase viene dada por los perfiles intelectuales de los estudiantes. Ya que, según la Teoría de las Inteligencias Múltiples propuesta en 1983 por Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard, no hay una única inteligencia sino 8 tipos de inteligencia: lógico-matemática, lingüística, espacial, naturalista, intrapersonal, interpersonal, musical y corporal-cinestésica. 

La metodología de la investigación involucró a 135 estudiantes de 2º y 3º de la ESO en Extremadura a los que se les identificó su perfil intelectual prevalente mediante el test de Armstrong.  A continuación, los investigadores registraron las emociones de los alumnos al abordar los contenidos de tecnología, una materia de naturaleza multidisciplinar. Los datos así obtenidos se cruzaron con el tipo de inteligencia según Gardner y el rendimiento académico. 

Medir el rendimiento emocional, clave en el éxito futuro de la ciencia

“El estudio demuestra empíricamente que hay alumnos que guardan un recuerdo negativo en el aprendizaje de la tecnología, ya que hay dos inteligencias que prevalecen en nuestro sistema educativo actual, la logístico-matemática y la lingüística. Se está favoreciendo estos dos tipos de inteligencia en detrimento de otros. Con lo cual, hay alumnos que se encuentran en desventaja en pruebas de selección, evaluación y empleo de metodologías”, matiza el investigador Jesús Sánchez Martín, autor también del estudio. 

Los resultados mostraron que tanto en el grupo de control como en el intervenido, las calificaciones académicas de los estudiantes fueron similares, pero no así el recuerdo y rendimiento emocional. Mientras que en el grupo intervenido con adaptación metodológica al perfil intelectual, el recuerdo emocional fue positivo, en el grupo de control este sentimiento tuvo una puntuación menor. Destaca que el rendimiento emocional de los estudiantes con inteligencia prevalente musical siempre fue inferior en todos los bloques de tecnología (Materia, Hardware y Software, Materiales de Uso Técnico, Comunicación y Expresión Técnicas). Sin embargo, los estudiantes con lógica aritmética o medio ambiente tuvieron un mejor rendimiento emocional, y seguramente, en el futuro estos jóvenes tendrán una aceptación más positiva hacia el estudio de la ciencia y la tecnología. 

El rendimiento emocional negativo puede provocar rechazo hacia la ciencia en la edad adulta y, por ello, afectar a la alfabetización científica de la población, según declaran los investigadores. Pero esto se puede cambiar, adaptando la metodología con una atención más personalizada e intercalando distintas estrategias en el aula que reconcilien los tipos de inteligencia a través de teatro, música, dibujo, debates, juegos….

Referencia:

Sánchez Martín, J. ,  Álvarez Gragera, G.J.,  Antonia Dávila-Acedo, M.,  Mellado, V.  “What do K-12 students feel when dealing with technology and engineering issues? Gardner's multiple intelligence theory implications in technology lessons for motivating engineering vocations at Spanish Secondary School”. European Journal of Engineering Education. 21 February 2017, Pages 1-14. DOI: 10.1080/03043797.2017.1292216

 

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