La producción de arroz tradicional con laboreo y riego por inundación conlleva un elevado consumo energético e hídrico, contaminación de suelos y aguas por pesticidas, así como una gran emisión de gases de efecto invernadero.
De ahí que, el Grupo de Investigación Gestión, Conservación y Recuperación de Suelos, Agua y Sedimentos (GORSAS) de la Universidad de Extremadura lleve años trabajando en técnicas alternativas que contribuyan a mitigar los riesgos sobre el medioambiente y la salud humana asociados a la producción de este cereal.
De hecho, este equipo de expertos de la UEx ya había demostrado que uno de los efectos más positivos de la sustitución de los métodos tradicionales que anegan el terreno por otros basados en la siembra directa, y el riego por aspersión, es el ahorro en recursos hídricos.
Sus averiguaciones vinieron a testimoniar que con este método se estarían utilizando 20 mil metros cúbicos por hectárea y año menos, lo que supone hasta un 75 % del consumo total de agua.
Precisamente, y derivado de estos primeros hallazgos, ahora los investigadores han llegado a otra importante conclusión en torno a la producción de este cereal.
Concretamente, han podido demostrar que a medio-largo plazo los sistemas de producción de arroz con técnicas de agricultura de conservación (no laboreo) y riego por aspersión permiten mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Mediantes este método de irrigación reducen, de media, un 60 % el potencial de calentamiento global con respecto al sistema de producción con laboreo e inundación.
En este sentido, para el coordinador del grupo de investigación Gorsas e investigador responsable de todos estos estudios, Antonio López Piñeiro, lo más significativo de los informes científicos recopilados ha sido no solo observar que las emisiones más bajas de dióxido de carbono, óxido nitroso y metano se produjeron en el cultivo de arroz con siembra directa y riego por aspersión, sino que además, con estas técnicas también se produjo un flujo anual negativo de metano. “Es decir, la cantidad de metano capturada por el suelo fue mayor que la emitida, lo que convierte a los arrozales no inundados eficaces sumidero de este gas”, ha subrayado el experto.
“El metano es perjudicial para nuestra salud y, además, es uno de los grandes responsables del calentamiento global del planeta. Por eso, utilizar esta alternativa de cultivo de arroz irrigado por aspersión supone una forma de mejorar nuestro entorno a la vez que una estrategia para luchar contra el cambio climático que tanto nos preocupa”.
Este estudio forma parte de un proyecto de investigación del Plan Nacional de Investigación. Los resultados de estos trabajos científicos han dado lugar a la tesis doctoral titulada “Evaluación de diferentes sistemas productivos en el cultivo del arroz: efectos en la dinámica de los herbicidas Bentazona y MCPA, y sobre las emisiones de gases de efecto invernadero” de Daniel Becerra Traver. Este trabajo ha sido dirigido por Antonio López Piñeiro en colaboración con el profesor de la Universidad de Extremadura, Ángel Albarrán Liso. La parte experimental del proyecto se llevó a cabo en la finca Casas de Hitos de Navalvillar de Pela.
Cultivo arroz en España
España es el segundo productor de arroz europeo, tan solo por detrás de Italia. Los campos españoles dedican unas 120.000 hectáreas a la cosecha de este cereal de primordial importancia para la alimentación humana y su cultivo está muy concentrado entre las regiones de Andalucía, Extremadura, Comunidad Valenciana, Cataluña, y Aragón.