Se trata del primer caso detectado en España de la especie Sergentomyia minuta, mosquito flebotomo, infectado con el parásito Leishmania tarentolae. La identificación de potenciales vectores es un paso esencial en los estudios de transmisión de enfermedades transmitidas por artrópodos
En España, conviven con nosotros varias de especies de flebotomos, pero son dos, Phlebotomus perniciosus y Phlebotomus ariasi, los que transmiten el parásito Leishmania infantum, causante de la leishmaniosis, una enfermedad endémica en España, Portugal y los países de la cuenca mediterránea. El protozoo Leishmania infantum contagia principalmente a los perros, aunque también puede provocar leishmaniosis cutánea y visceral en el hombre. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la leishmaniosis afecta principalmente a las poblaciones más pobres del planeta, estando asociada a la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario y la falta de recursos. Es endémica en gran parte de África, Asia y algunos países de América del Sur. Aunque en España, principalmente en la zona central del país, ya se han reportado casos de leishmaniosis cutánea y visceral humana, estos son sucesos aislados, si bien cabe recordar el reciente brote de la leishmaniosis visceral humana que tuvo lugar en la Comunidad de Madrid durante 2010 y 2011.
La detección de nuevas especies potencialmente patógenas de Leishmania en una zona determinada, sin duda, tiene implicaciones en la salud humana o animal. De hecho, tras la irrupción de las técnicas moleculares en los estudios epidemiológicos, diferentes especies de Leishmania (muchas de ellas consideradas tropicales), asociadas al género Sergentomyia, están siendo detectadas en todo el mundo. Debido a ello, puede ser importante ampliar esta detección a otras especies de Leishmania en otras especies vectoras.
Ahora, un grupo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura, en colaboración con expertos del Instituto de Higiene y Medicina Tropical de Lisboa, ha detectado mediante técnicas de biología molecular, ADN de Leishmania en Sergentomyia minuta. La caracterización de las secuencias de ADN obtenidas por los análisis filogenéticos han revelado una estrecha relación con Leishmania tarentolae Wenyon, 1921, así como con cepas patógenas humanas y caninas de origen asiático, en este caso procedentes de China, y descritas anteriormente como Leishmania sp.
Con este hallazgo publicado en la revista de gran difusión internacional Parasitology Research, los investigadores extremeños pretenden llamar la atención de las autoridades y otros grupos de investigación sobre la importancia de estudiar otros vectores de Leishmania, ya que es esencial de cara al seguimiento y control de la enfermedad. “Según nuestros datos, esta es la primera identificación de flebotominos naturalmente infectados con Leishmania tarentolae en España. Creemos que la posible infección de otras especies de flebotomos con otras especies de Leishmania en nuestro país debe tenerse en cuenta en los estudios epidemiológicos a realizar en áreas donde la leishmaniosis es endémica”, afirma el investigador Daniel Bravo Barriga, autor de la tesis doctoral que sobre este tema verá la luz próximamente y miembro del Grupo que trabaja en la línea de investigación sobre vectores y enfermedades vectoriales en Extremadura, que financia el gobierno regional y coordinada por los profesores Reina, Frontera, Serrano y Pérez-Martín.
Estos hallazgos ponen de relieve la importancia de un conocimiento más profundo de la genética y la diversidad de los parásitos que circulan en los vectores, así como de la necesidad de una vigilancia continuada de estos”, añade Daniel Bravo Barriga. Por tanto, es altamente recomendable investigar los ciclos de vida y los posibles hospedadores del parásito en nuestro ecosistema, pues ayudará a profundizar en la epidemiología de este parásito.
Leishmania tarentolae es una sauroleishmania que infecta habitualmente a lagartos (en su mayoría geckos de la especie Tarentolae annulae), no siendo considerado patógeno para los seres humanos. Sin embargo, los científicos no descartan el hecho de que estos parásitos puedan causar infecciones asintomáticas en las personas. Se han realizado ensayos en laboratorio que han demostrado su capacidad de infectar células fagocíticas humanas, en las que el parásito adquiere la forma amastigote, invasiva en el hospedador vertebrado, si bien, no hay evidencia clara de su replicación eficiente dentro de los macrófagos.
El hombre, los animales y el medioambiente integran “una única salud” mundial
La detección de nuevas especies potencialmente patógenas de Leishmania en una zona determinada tiene implicaciones en la salud humana. “Hoy más que nunca hay que considerar el concepto de “una única salud”. La salud del hombre, la salud animal y medio ambiente están íntimamente interrelacionados. Muchas patologías humanas son, en un significativo porcentaje, de origen animal”, declara David Reina. Además, los científicos están de acuerdo en que el cambio climático tendrá efectos sobre las enfermedades transmitidas por insectos, aunque las consecuencias son todavía inciertas. Las temperaturas más cálidas o una mayor humedad facilitarían, sin duda, la multiplicación de vectores como los mosquitos, pero la propagación de enfermedades depende a su vez de otros muchos factores sociales y ecológicos.
Referencia
Daniel Bravo-Barriga, Ricardo Parreira, Carla Maia, Juan Blanco-Ciudad, Maria Odete Afonso, Eva Frontera, Lenea Campino, Juan Enrique Pérez-Martín, Francisco Javier Serrano Aguilera & David Reina. 2016. “First molecular detection of Leishmania tarantolae-like DNA in Sergentomyia minuta in Spain”. Parasitology Research, 115 (3), 1339-44.