El proyecto europeo AGFORWARD llevado a cabo en la UEx pretende promocionar prácticas agroforestales que contribuyan al desarrollo rural en Europa
Los sistemas agroforestales son formas de uso y manejo de los recursos naturales que combinan de forma deliberada árboles, ganado, pastos y cultivos, entre otros. Estos sistemas están orientados a mejorar la productividad de las tierras y, al mismo tiempo, ser ecológicamente sustentable. Un ejemplo de ello es la combinación de cultivos de cereales con olivos, encinas o plantaciones de árboles de madera de calidad, o los propios pastos arbolados de la dehesa. Ponerlos en valor, así como conocer la extensión y el contexto actual en el que se desarrollan, y explorar innovaciones que aumenten la rentabilidad y resiliencia de los sistemas agroforestales europeos es el objetivo fundamental de AGFORWARD (AGroFORestry that Will Advance Rural Development), un proyecto de investigación financiado por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea para la Investigación y el Desarrollo Tecnológico (FP7), desarrollado en la Universidad de Extremadura y en el que participan 12 países diferentes.
Para Gerardo Moreno, profesor del Centro Universitario de Plasencia e investigador principal del proyecto “este estudio involucra al público en general con el propósito de identificar y mapear la gama de servicios de los ecosistemas, además de explorar los valores del paisaje que contribuyen al bienestar de las personas. También buscamos reconocer las relaciones entre los servicios de los ecosistemas en diferentes usos de la tierra, los valores del paisaje y las características socio-demográficas”.
La gran variedad de sistemas agroforestales que existen en el continente europeo hace necesario conocer la situación actual en la que se encuentran, así como buscar innovaciones que permitan una mayor rentabilidad de las producciones y otros servicios ecosistémicos que prestan y, que tal como aclara el profesor Moreno “se clasifican en servicios de aprovisionamiento (básicamente los productos comerciales que se obtienen del sistema), de regulación (que trasciende al propio ecosistema y del que se beneficia la población en general, como el secuestro del carbón para la lucha contra el cambio climático o la purificación de las aguas) y, por último, los culturales (también aprovechados por la población en general como pasear, disfrutar del paisaje, pescar o cazar).
En Extremadura, parte del proyecto se desarrolló en la comarca de Trujillo, a través de una innovadora metodología denominada PPGIS y que combina sistemas de información geográfica con encuestas a la población. Concretamente explica el coordinador del proyecto “a través de una serie de mapas los entrevistados declaraban donde realizaban algún uso o disfrute del territorio, clasificando por un lado a las personas, por otro dichos usos así como, el valor que le dan al lugar para posteriormente vincularlo al tipo de paisajes”. De esta forma, añade Gerardo Moreno “pudimos estudiar qué tipo de paisajes aprecia más la población y de cuáles de ellos saca más aprovechamiento”.
Del estudio se concluyó que el tipo de paisaje que más aprecia la población no se identifica con un uso concreto del suelo, sino con aquellos que conforman mosaicos de usos, es decir sistemas donde se combinan varios ecosistemas (incluidos los agrosistemas) y que por tanto generan paisajes muy heterogéneos.
Entre los usos concretos, la dehesa era el más apreciado por el público, pero no el más utilizado por las limitaciones que conlleva al tratarse en muchos casos de grandes explotaciones ganaderas con acceso restringido. El estudio revela también la intensidad de uso público que presentan las dehesas públicas, de ahí la importancia de protegerlas y facilitar el aprovechamiento de sus servicios culturales.
De esta forma y gracias a la promoción de prácticas agroforestales se contribuye al desarrollo rural en Europa.