Es la principal conclusión de un estudio llevado acabo entre la Universidad de Extremadura, la Universidad de Navarra y la Universidad del País Vasco
El valor de la identidad local es un elemento clave en la decisión del consumidor a la hora de comprar. La identificación de los individuos con su entorno local, con las tradiciones y costumbres, su sentido de pertenencia a su comunidad y su identificación con formas de vida locales, pueden predecir su preferencia a la hora de comprar estos productos. Esta preferencia en el consumo de productos locales tiene un impacto social positivo y aporta numerosos beneficios a nivel regional como el aprovechamiento y la revalorización de tierras, se conserva el patrimonio local, además del consiguiente beneficio económico para la comunidad.
Para conocer el peso que tiene el origen del producto en la decisión de compra de los consumidores, ya sea a nivel nacional, regional o local, la Universidad de Extremadura junto con la Universidad de Navarra y la Universidad del País Vasco, están llevando cabo un proyecto de investigación, del cual se deriva este trabajo, centrado en distintas marcas pertenecientes a diferentes categorías de productos, pero todos comercializados bajo la denominación “Alimentos de Extremadura”.
Tal y como explica Mercedes Galán, profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UEx y coautora del estudio, a la hora de definir un alimento como producto local este debe cumplir tres requisitos fundamentales, “por un lado, proximidad geográfica entre el lugar de producción y el de consumo; también debe haber una existencia de fronteras políticas y administrativas específicas y, por último, nuevas formas de cadenas de suministros así como proximidad social”.
En esta elección, nos aclara la investigadora, “a la hora de comprar dichos productos, los consumidores muestran por un lado motivaciones públicas, es decir, apoyo a las comunidades rurales o beneficios medioambientales derivados de una producción menos convencional en la que se busca la interacción social con el productor o el origen local el producto; y, por otro lado, motivaciones privadas, es decir, búsqueda de beneficios nutricionales o seguridad de la alimentación”.
El estudio se ha llevado a cabo con la participación de 195 jóvenes consumidores extremeños, que han revelado su preferencia en una proporción elevada a la hora de consumir productos locales de alimentación. Además, los encuestados afirmaron que la compra de estos productos se ve claramente influenciada por motivaciones privadas, individuales, como son la valoración del producto (sabor, calidad, carácter natural, etc.), pero también por motivaciones públicas, como la identidad con el entorno local.