Demuestran el mecanismo que permite captar e identificar olores y transmitirlos vía wifi a un display olfativo o dispositivo que reproduce y genera en la ubicación de destino los compuestos aromáticos.
Imaginemos que podemos transmitir el aroma de una copa de vino a un amigo que vive en Madrid para que pueda olerlo también. Esta idea es realizable gracias a la propuesta de los investigadores Sergio Rodríguez, José Ignacio Suárez, Patricia Arroyo, José Luis Herrero y Jesús Lozano de la UEx.
Un reto, enviar aromas desde Tokio a Paris, planteado en el último Congreso de la Sociedad de Olfato Digital (Digital Olfaction Society) en Japón, ha sido el origen de este sistema diseñado y llevado a cabo por los investigadores de la UEx. “Hicimos una demostración práctica en el congreso en Tokio y probamos la efectividad del sistema. “Es la primera vez que se tiene constancia de que un olor se ha detectado mediante una nariz electrónica y transmitido a distancia”, ha declarado Jesús Lozano, profesor de la Escuela de Ingenierías Industriales.
Según ha explicado Lozano, “el sistema funciona como si fuera un fax, escanea un olor y lo genera de la manera más parecida posible en el destino”. En un primer paso, los compuestos aromáticos interaccionan con los sensores de la nariz electrónica. La nariz transmite esas señales por bluetooth a un Smartphone que, en función de lo aprendido previamente, clasifica el aroma. A continuación, envía por wifi el olor clasificado a un display olfativo, que a modo de impresora, finalmente genera el mismo olor. Esta transmisión por wifi e internet puede ser a cualquier distancia.
La nariz reconoce, por ahora, del orden de unos 15 compuestos aromáticos o compuestos volátiles, y los investigadores han demostrado en esta experiencia piloto la transmisión y generación de cuatro aromas: vino, cerveza, zumo de melocotón y un licor, aunque aseguran que se podrían detectar más.
Los investigadores apuntan a numerosas aplicaciones prácticas de este sistema en el ámbito del marketing, la gastronomía y entretenimiento como aprendizaje de olores, realidad virtual o videojuegos. También señalan otras posibles utilidades como en el caso de la anosmia, o pérdida del sentido del olfato, ya que puede ayudar a que las personas que solo reconocen determinados olores pueden percibirlos en caso de aviso de peligro por olor a gas, por ejemplo.
Nariz electrónica
El olfato digital es un campo de innovación tecnológica con amplias perspectivas de crecimiento. En la Universidad de Extremadura, los investigadores trabajan en estos sistemas electrónicos y han desarrollado diferentes prototipos de nariz electrónica. Así, han propuesto sistemas olfativos artificiales para monitorizar la calidad del aire, la detección de enfermedades a través del aliento, estimación de la calidad de alimentos así como la detección remota de agentes químicos y explosivos a partir de sensores de gases.
La nariz electrónica es un dispositivo electrónico compuesto por un conjunto de sensores que, del mismo modo que la nariz humana, genera unas respuestas frente a determinados compuestos de olores o aromas. Este dispositivo, igual que el sentido del olfato biológico, aprende y posteriormente clasifica los olores mediante la utilización de redes neuronales artificiales que se inspiran en el funcionamiento de nuestro cerebro.