El profesor de la Escuela de Ingenierías Industriales de la UEx, Jesús Lozano Rogado, ha recibido el Premio Especial a la Innovación Tecnológica por la contribución a la gastronomía de la nariz electrónica, en el marco de la segunda edición de los Premios Extremadura de Gastronomía que concede la Academia Extremeña de Gastronomía (AEXG)

A la ceremonia de entrega de los galardones, que ha tenido lugar en el Hotel Barceló V Centenario en Cáceres, han asistido el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara y el rector de la Universidad de Extremadura, Antonio Hidalgo García. Esta es la segunda edición de los Premios Extremadura de Gastronomía que la AEXG concede anualmente: Cocina Extremeña,  Producto Extremeño, Jefe de Sala, Trayectoria Gastronómica y  Premio Especial a la Innovación Tecnológica.

El desarrollo tecnológico de la nariz electrónica y sus aplicaciones en el ámbito de la gastronomía le han valido a Jesús Lozano el reconocimiento de la Academia con el Premio Especial a la Innovación Tecnológica. La trayectoria profesional de este investigador, miembro del Grupo de Investigación en Percepción y Sistemas Inteligentes, se ha caracterizado por una apuesta clara por el desarrollo tecnológico, y por la colaboración con diferentes empresas, asociaciones y organismos, promoviendo, de esta manera, la transferencia de conocimiento a la sociedad. 

Se lo habrán preguntado ya muchas veces, pero para aquellos que no conozcan la tecnología de la nariz electrónica, ¿nos puede explicar en qué consiste?

 La nariz electrónica es un dispositivo electrónico que trata de imitar el sentido del olfato biológico pero sin el componente subjetivo de éste. Para ello, se hace uso de sensores de gases que hacen la misma función que los receptores olfativos de nuestra nariz y un sistema de reconocimiento de patrones basado en técnicas de inteligencia artificial que vendría a sustituir a nuestro cerebro en el procesamiento de la señal recibida.

Además, han desarrollado recientemente distintas aplicaciones para la detección de olores, en este caso junto con el equipo TEDAX de la policía de Badajoz, y también para la transmisión de olores vía wifi. Ahora, trabajan en el ámbito de la gastronomía, ¿por qué llamado la atención esta tecnología a los expertos en cocina?

Los sistemas olfativos artificiales (o narices electrónicas) podrían ser útiles en aquellas aplicaciones donde el olfato biológico juega un papel importante. En la gastronomía, el olfato es prácticamente el sentido que aporta mayor información y así es utilizado por catadores y paneles sensoriales. No obstante, este sentido puede estar limitado por las horas de uso y la subjetividad del catador, por lo que la implementación del olfato de forma artificial es muy interesante en el mundo de la gastronomía con un elevado número de aplicaciones. Por supuesto, no se trata de eliminar catadores sino liberarles de tareas tediosas y repetitivas.

¿Cómo surgen estas innovaciones tecnológicas y qué papel juega la Universidad de Extremadura?

Estas innovaciones surgen del laboratorio y del desarrollo de diferentes prototipos en proyectos de investigación. La Universidad de Extremadura, a través del Grupo de Investigación en Percepción y Sistemas Inteligentes, es la que desarrolla los prototipos a partir de diferentes componentes electrónicos, realiza el diseño del sistema de instrumentación, así como la programación de los microcontroladores y las aplicaciones informáticas para la realización de las medidas.

¿Qué supone para usted este reconocimiento de la Academia Extremeña de Gastronomía? 

En primer lugar, una satisfacción al verse reconocida nuestra labor investigadora y, en segundo lugar, permite dar visibilidad a los trabajos que se hacen en la UEx. De esta forma, la sociedad puede comprobar a qué se dedican los recursos públicos y permitirá exigir una financiación mayor para poder continuar con estas actividades.

¿Nos puede adelantar en qué proyecto está trabajando ahora?

Ahora tenemos varios proyectos activos: dos están relacionados con el medioambiente para la medida de la calidad del aire con sistemas en colaboración con varios socios a nivel europeo, y otro está dedicado a la detección de la calidad de los tapones de corcho junto al Instituto del Corcho y la Madera Vegetal. También aplicamos estos sistemas a la detección de enfermedades a través del aliento, a la detección de ambientes peligrosos y a la discriminación de calidad de diferentes alimentos y bebidas.