InicioNoticias

Noticias

Conocer el ecosistema para proteger(nos)

macho de Sphaerophoria scripta. Autor Guillermo González Bornay2Los bosques maduros de roble melojo (Quercus pyrenaica) de la Comarca de La Vera en Cáceres muestran más diversidad de sírfidos, unos insectos indicadores de la calidad de nuestros ecosistemas, que las masas jóvenes de robles y que los pastizales cercanos. Esta es una de las principales conclusiones del estudio realizado desde el Centro Universitario de Plasencia de la Universidad de Extremadura (UEx)

Para conocer “el estado de salud” de los ecosistemas existen determinados grupos de especies (animales, bacterias, hongos, plantas…) que, por sus características, indican cómo están funcionando los procesos naturales en dichos ecosistemas. A este conjunto de especies tan interesantes se les denomina bioindicadores, bien conocidos por Guillermo González Bornay, coordinador en la UEx del Grupo de Investigación Forestal y miembro del Instituto de Investigación de la Dehesa (INDEHESA).

El investigador de la UEx junto con Álvaro Gaytán de la Nava, egresado de la UEx y doctorando en la Universidad de Estocolmo, y Antonio R. Ricarte Sabater, sirfirólogo del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad, han publicado en la revista Journal of Insect Conservation los resultados de la investigación llevada a cabo en bosques de roble melojo de la Comarca de La Vera, que constituyen un hábitat que necesita ser conservado.

El objetivo del estudio ha sido determinar la variedad de especies de un importante grupo de bioindicadores: los sírfidos, un tipo de mosca usada en muchos trabajos como bioindicadores.

En los bosques estudiados, los investigadores han comparado la diversidad de este grupo de moscas en masas forestales de roble melojo con distinto manejo. Por un lado los bosques maduros y por otra parte masas jóvenes. Los resultados muestran mayor cantidad de especies de sírfidos, e individuos de cada una, en los bosques maduros que en los jóvenes y que en los pastizales cercanos. Por ello sugieren que estos bosques podrían estar actuando como reservorio de sírfidos.

Podemos encontrar sírfidos en una enorme variedad de ecosistemas, incluyendo hábitats rurales y urbanos, de todo el Planeta excepto en la Antártida y algunas islas oceánicas. Pertenecen al grupo de los dípteros (moscas, mosquitos…) y ya se han descrito aproximadamente 6.000 especies en el mundo, de las cuales más de 400 aparecen en España.

En cambio, existen pocos estudios que describan la sírfidofauna de Extremadura y, para utilizar estos insectos como bioindicadores, es esencial conocer la comunidad de sírfidos de los hábitats que se quieran analizar. Aquí es donde entra en juego la investigación pionera que han liderado los investigadores extremeños.

Además, se sabe que estos insectos participan en procesos de gran importancia en los ecosistemas como la polinización, el herbivorismo, la depredación y la descomposición, entre otros. Quizás por ello en los bosques maduros y heterogéneos (con arroyos, claros, más variedad de materia orgánica en descomposición, flores en sus bordes, etc.) los investigadores han hallado una diversidad superior de sírfidos que en aquellos bosques más jóvenes y homogéneos, con edades similares y mayor densidad de árboles.

“Esto deja patente que la gestión que hacemos del monte, y de sus claros, incide en la biodiversidad”, afirma Guillermo González Bornay, quien añade que “esto que está ocurriendo con los sírfidos puede ocurrir con otros grupos de especies”.

¿Y por qué cuidar de la biodiversidad?

González Bornay subraya que los insectos son el grupo de fauna terrestre más diverso del Planeta, aunque a pesar de ello están sufriendo un declive muy importante. Y como ocurre con otros grupos de especies, los insectos son imprescindibles para que funcionen los servicios ecosistémicos de los que dependemos. “No sabemos lo que estamos perdiendo”, alerta el investigador de la UEx.

Esta preocupante situación debería alentarnos a tomar acción, por dicho motivo este investigador anima a la sociedad a abandonar cuanto antes la mala percepción que nuestra cultura tiene de los insectos considerándolos simples bichos que nos estorban. Desde su experiencia González Bornay sugiere que, ya sea en el patio de casa o en la terraza, les dejemos un mensaje de bienvenida a los sírfidos colocando plantas con flores como las asteráceas, rosáceas y ranunculáceas, donde puedan descansar y alimentarse de néctar o polen para continuar con su vuelo.

Debido a que estas moscas son muy activas durante el día, lo más seguro es que sea posible verlas y la primera vez que lo hagas podrías pensar que lo que tienes delante es algún himenóptero (avispas, abejas, abejorros…), ¡pero no te dejes engañar!, porque saben imitarles realmente bien en su morfología y comportamiento. Un consejo para distinguirlos: a diferencia de los himenópteros, los sírfidos son capaces de realizar vuelo cernido, es decir, se quedan moviendo las alas en el aire sin avanzar en ninguna dirección.

Proteger los sírfidos significa ayudar a que los ecosistemas funcionen adecuadamente y, por tanto, a que estén mejor preparados para enfrentar cambios como los que vivimos en la actualidad.

Referencia: 

Gaytán, Á., Ricarte, A., y González-Bornay, G. (2020). Hoverfly diversity (Diptera: Syrphidae) of Pyrenean oak woodlands in Central‑Western Spain: a preliminary study with conservation outcomes. Journal of Insect Conservation, 24, 163-173. https://doi.org/10.1007/s10841-019-00208-z

 

banner revista viceversa

Twitter

Tweets por @UExDivulga

 

Servicio de Difusión de la Cultura Científica

Edificio Institutos Universitarios de Investigación

Avda de Elvas s/n 06006 (Badajoz) 

Tlf. (+34) 924 289 649 

culturacientifica@unex.es    @UExDivulga

 LOGO FECYT-ucc                                                                                                                                                                        

Volver