El investigador geofísico de la Universidad de Lisboa ha recibido el título Honoris Causa por la Universidad de Extremadura.
El cambio climático plantea unos desafíos locales y mundiales que necesitan la colaboración interdisciplinar de los científicos. Esta es una de las principales recomendaciones del profesor Ricardo Trigo, un experto mundial reconocido en el ámbito de los impactos climáticos, fenómenos extremos y amenazas naturales, que ha obtenido numerosos reconocimientos, entre ellos el "International Journal of Climatology Prize”, otorgado por la Royal Meteorological Society de Reino Unido y dotado por la editorial John Wiley, y ahora el título de Doctor Honoris Causa concedido por la Universidad de Extremadura.
Profesor en el área de Geofísica en la Universidad de Lisboa, su vinculación con la Universidad de Extremadura comenzó hace 20 años con quien ha colaborado en numerosas investigaciones relativas a aspectos climatológicos de la región extremeña y de la Tierra, plasmadas en 40 publicaciones conjuntas con profesores del Departamento de Física y del grado Geoinformación y Geomática de la UEx.
Como el propio Ricardo Trigo subraya, su vocación científica en un sentido amplio comenzó cuando era muy joven, una curiosidad transversal por conocer y una pasión por investigar, que constituyen su primer consejo para todos aquellos jóvenes que quieran dedicarse a la ciencia, y en especial a las Geociencias.
Si tuviera que resumir en una frase la importancia actual de las Geociencias para convencer a los ciudadanos y los políticos, ¿qué les diría?
Realmente, no es fácil resumir en una frase la realidad de las geociencias. Yo en mi caso, he llegado a este ámbito gracias a la Física, pero las Geociencias son una combinación de la geofísica, la meteorología y la geología. Sin duda, su gran importancia radica en que desde su perspectiva se abordan algunos de los problemas más serios que tiene ahora la humanidad, el cambio climático, los gases de efecto invernadero y, particularmente, lo que llamamos ahora el “nexo”, que relaciona la energía, el agua y los alimentos. Es decir, cómo podemos resolver los problemas del cambio climático al mismo tiempo que aseguramos agua y alimentos suficientes, mediante la agricultura, para todas las personas. Además, es necesario comprender muchos componentes de las geociencias. Por ejemplo, para reducir el cambio climático es necesario utilizar energías renovables, y cuáles son las energías renovables, la solar, la eólica, la hidráulica son energías que dependen del tiempo y del clima de una forma directa. No pagas por tener sol, tiempo y lluvia, pero no tienes la garantía de que vayas a tener sol, lluvia y viento en las horas y en los momentos del año que se necesitan. Hay que tener en cuenta las variables tiempo y espacio.
¿Qué consejos les daría a un investigador o investigadora interesado en desarrollar su experiencia en el ámbito de las Geociencias?
A los jóvenes científicos les diría, en primer lugar, que los retos mayores de la humanidad dependen de resolver de una forma robusta y eficiente para el futuro situaciones muy dramáticas como son el acceso al agua para todo el mundo; la disponibilidad de alimentos suficientes y atenuar la enorme cantidad creciente de desastres naturales que vamos a sufrir. Resolver esto necesita de gente con grandes conocimientos de Física, Química, Ciencias Computacionales y Matemáticas, porque se requiere el desarrollo de modelos complejos, pero también se busca a personas con una actitud multidisplinar y una capacidad de trabajo muy transversal. En mi caso, cuando era joven desde los 16 años leía en inglés la revista National Geographic y me sentía atraído por las diferentes temáticas científicas, tenía muy claro mi vocación científica. Pues algo similar ocurre ahora, hay que motivar esa curiosidad amplia por el conocimiento. Así que tengo dos consejos fundamentales para los jóvenes. El primero es que no hay nada que se pueda llevar a cabo si no hay pasión, una atracción muy fuerte por tu trabajo, que no sea algo dictado por los demás, tiene que salir de cada uno de nosotros guiados por la curiosidad de aprender y conocer. Mi segundo consejo tiene que ver con el doctorado, un paso fundamental en la formación de un científico, y es que es necesario hacer una buena selección previa de grupos de investigación y universidades, y no ir al primer sitio que te ofrezcan estudiar. Recomiendo estudiar previamente qué actividad realiza ese grupo, si producen ciencia excelente, hablar con otros investigadores que hayan realizado el doctorado en esa universidad, hacer una selección previa, en definitiva, e intentar incorporarse en uno de esos grupos. Y en cuanto al doctorado en geociencias, en Lisboa tenemos un doctorado transversal de geofísica (incluyendo Meteorología, Oceanografía y Sismología), en otras universidades está más relacionado con sistemas geográficos o incluso la astrofísica.
De sus áreas de investigación, ¿en cuál de ellas está ahora más centrado trabajando o es prioritaria?
Mi carrera se ha dirigido más hacia los impactos de los fenómenos climáticos extremos, es decir, las sequías, las olas de calor, los incendios forestales, que son brutales en Portugal, las inundaciones, tormentas muy intensas. En Iberia tenemos dos grandes tipos de situaciones extremas, las sequías, olas de calor y los incendios forestales, en la parte más cálida del año, y las tormentas, las riadas e inundaciones en la parte invernal.
Ahora, las olas de calor son más intensas en temperaturas y duración. El verano empieza más temprano y termina más tarde. Mirad, 2017 fue un año terrible en incendios forestales en Portugal, y los dos incendios más graves con numerosas víctimas mortales fueron en junio y octubre, fuera de la temporada oficial de incendios forestales, ya no empieza a tener sentido.
¿La adaptación al cambio climático debería guiar los cambios en la gestión de los riesgos climáticos?
El gobierno portugués, por ejemplo, debería acabar con la antigua definición temporal de época de incendio forestal, es un reajuste que nos obliga el cambio climático. Todas las estaciones se están calentando y en muchos lugares, es el invierno quien tiene las temperaturas más cálidas. Aunque en verano seguirá haciendo mucho calor, las precipitaciones tienden a disminuir en verano, pero tendremos más fenómenos extremos con precipitaciones muy intensas y concentradas en un corto periodo de tiempo. La atmósfera se está calentando durante todo el año, y una atmósfera más caliente tiene más posibilidades de incorporar humedad atmosférica, lo que genera más probabilidad de fenómenos extremos si solo tenemos en cuenta la termodinámica. Todos los fenómenos que producen situaciones extremas conocidas, ya sea en Iberia el impacto de las precipitaciones derivadas de la NAO (North Atlantic Oscillation) o los huracanes en Texas, todos se agravarán entre un 6 y 7% de cantidad de agua extra por cada grado de temperatura más alto. Vamos a tener tormentas más fuertes y sufriremos huracanes llegando a la península Ibérica. Sabemos que en los incendios de Portugal en octubre de 2017 confluyeron una sequía fortísima y una tormenta tropical que empezó como un huracán en las Azores, lo que provocó el 15 de octubre vientos muy fuertes del sur hacia el norte de Portugal ardiendo todo muy rápido en 24 horas.
¿Cuál es su valoración sobre la divulgación relativa a la adaptación al cambio climático? ¿Ve algunos errores? ¿algunos casos de éxito?
Yo creo que nunca ha habido tanta información y tan buena sobre cambio climático y calentamiento global como en los últimos años. Hay evidencia científica sólida y robusta, y no veo una gran lucha con negacionistas. Yo creo que si las medidas de adaptación van lentas no es por falta de comunicación, sino porque es muy difícil llevarlas a cabo desde un punto de vista económico. Y también, no hay que olvidar el factor psicológico, las personas podemos tener dificultades para adaptarnos. En Lisboa es difícil tener coche eléctrico porque supondría cargarlo en la calle, no hay posibilidad de hacerlo ahora en todos los inmuebles de viviendas. Sin embargo, yo he tomado una decisión personal, he reducido drásticamente mis ritmos de viajes. Ahora solo viajo en avión como mucho dos o tres veces al año por motivos profesionales y no las diez veces al año que hacía frecuentemente antes de la pandemia. La semana pasada hemos tenido la mayor conferencia de Europa de geociencias en Viena que ha congregado a miles de científicos con 50 reuniones y muchas de ellas han sido virtuales.
¿Qué destacaría de su relación profesional y personal con la Universidad de Extremadura?
La UEx tiene un departamento de Física con investigación de mucha calidad en clima y ciencias atmosféricas, sus investigadores publican en las mejores revistas internaciones. Me une mucha relación con el grupo AIRE, su coordinador Agustín García, que ha sabido impulsar en el equipo la calidad del trabajo de investigación, particularmente con María Cruz Gallego y José Manuel Vaquero, al que conocí en 2004 en su primera estancia en el Centro de Geofísica de la Universidad de Lisboa y que durante 8 años seguidos ha realizado largas estancias en verano en Lisboa. Con José Manuel mantengo una excelente relación profesional, pero sobre todo una gran amistad