Los marcadores actuales diagnostican cuando el daño renal está ya avanzado. Los investigadores quieren proponer una serie de biomarcadores que permitan anticipar y ralentizar el proceso de deterioro del riñón mejorando así la calidad de vida del paciente.
El catedrático de la Universidad de Extremadura (UEx) Guillermo Gervasini es el investigador principal de este proyecto de investigación, financiado en la convocatoria de Acción Estratégica en Salud 2022 – Proyectos de Investigación en Salud del Instituto de Salud Carlos III, y en el que participan FUNDESALUD - la Universidad de Extremadura y el Hospital Universitario de Badajoz - la Universidad de Valladolid y la Universidad Complutense.
El proyecto, con una duración de 3 años, comienza en enero de 2023 y tiene como objetivo hallar una serie de nuevos biomarcadores amplios que ayuden a identificar qué personas están en riesgo de sufrir enfermedad renal crónica y la velocidad del proceso, es decir, si la progresión va a ser rápida o lenta. Por ahora, los criterios de diagnóstico se basan en una serie de niveles establecidos de filtrado renal y de proteínas en la orina que, cuando salen a la luz, el deterioro del riñón está ya muy avanzado. Siendo, en los casos más graves, la diálisis o el trasplante de riñón las únicas soluciones.
“La enfermedad renal crónica es un síntoma del envejecimiento, es inevitable”, afirma el investigador Guillermo Gervasini. Según explica el científico, se trata de una patología muy común - se estima que la enfermedad renal crónica será la quinta causa de fallecimiento en el mundo en 2040 y la segunda causa de fallecimiento en España en 2100 - el riñón funciona peor con la edad aunque también influyen negativamente otros factores como la hipertensión, la diabetes y la variabilidad genética. Precisamente, hallar marcadores genéticos es el objetivo principal que va a abordar el equipo de investigadores.
Teniendo en cuenta que el deterioro renal es propio del envejecimiento, los investigadores extremeños se van a centrar en una proteína clave en la función antioxidante del organismo, la proteína Klotho. “Queremos medir los niveles de esta proteína junto con 3 factores de crecimiento que necesita esta molécula y observar sus efectos en el riñón”, explica Gervasini.
Los investigadores pretenden encontrar nuevos biomarcadores en los niveles de proteína Klotho y los factores de crecimiento, junto con la variabilidad genética. “Vamos a analizar 5 genes que sintetizan los factores de crecimiento y detectar si existen mutaciones que puedan estar conectadas con los niveles de klotho”, matiza el investigador.
Al finalizar el proyecto, se espera comprender, en primer lugar, cómo se relacionan los niveles de proteína Klotho y sus factores de crecimiento con la enfermedad renal crónica y, por último, observar si existen mutaciones genéticas que expliquen estos niveles y, por consiguiente, su conexión con la enfermedad renal crónica. Se espera que estos biomarcadores expliquen por qué la progresión de la enfermedad es más rápida en unas personas que en otras.
La aportación de la Universidad de Valladolid y la Universidad Complutense es fundamental en la elaboración de la muestra, según destaca el investigador de la UEx. Para llevar a cabo este proyecto, el equipo de investigadores cuenta con una muestra muy amplia, unas 1300 muestras procedentes de 600 personas para el grupo control (sin enfermedad renal crónica) y de 700 pacientes con enfermedad renal, comparables ambos grupos de muestras en franja de edad y sexo.
Las muestras del proyecto estarán además disponibles en el Banco de ADN de Extremadura, integrado en la red de bancos de España, de manera que puedan servir como fuente de datos en otros estudios.