María Martín Cuervo, profesora de la Facultad de Veterinaria de la UEx, habla sobre su participación en el estudio de la hecatombe animal del yacimiento arqueológico Casas del Turuñuelo (Guareña), el mayor vestigio de Tarteso en la Península Ibérica.
María Martín Cuervo es veterinaria especializada en caballos y profesora en la Facultad de Veterinaria de la UEx. En esta universidad empezó también a estudiar Historia del Arte, y es por esta razón que entra en contacto con el yacimiento del Turuñuelo, un proyecto arqueológico de reciente actualidad por el descubrimiento de los primeros rostros de la mítica civilización tartésica. Pero la historia de este hito en la arqueología mediterránea empieza mucho antes.
Los primeros trabajos de excavación comienzan en 2014 en la finca de Casas del Turuñuelo en Guareña (Badajoz), cuando un pequeño grupo del Instituto de Arqueología del CSIC, liderado por los investigadores Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, saca a la luz los restos de un edificio que dataría de entre el siglo V y IV a.C. Este es considerado el período final de la cultura tartésica, que había florecido durante doscientos años en el suroeste peninsular y de la que apenas se tenía huella. El edificio presentaba indicios de una destrucción y abandono ritualizado, como demuestra su posterior enterramiento, y coincidía con otros yacimientos de la época como el de Cancho Ruano (Zalamea de la Serena), también en la zona del curso medio del río Guadiana.
La gran sorpresa llega en 2017, cuando una segunda excavación descubre una gran escalinata que conduce a un patio en el que se encuentran, entre restos de bronces, hierros y cerámicas, los esqueletos de 52 animales sacrificados, la mayoría caballos, pero también burros y mulas. Una hecatombe o sacrificio ritual de proporciones nunca vistas en la historia de la arqueología mediterránea. El descubrimiento de estos animales hizo que Sebastián y Esther (CSIC) organizaran un workshop para intentar contactar con arqueozoólogos. La arqueozoología es la rama que estudia los restos de animales presentes en los yacimientos arqueológicos. Es entonces cuando María Martin se suma al proyecto junto a otros compañeros de la UEx.
María Martín relata que, debido al gran número de expertos que trabajaban en el proyecto, se organizaron dos grupos. Uno liderado por el CSIC de Mérida, en el que participaba la investigadora Ana Isabel Mayoral, veterinaria anatomista de la UEx que se encargó del ensamblaje de los huesos con el objetivo de hacer una reconstrucción en 3D de toda la hecatombe. Y un segundo equipo, formado exclusivamente por científicos de la UEx, en el cual el investigador principal era Joaquín Jiménez Fragoso (especialista en diagnóstico por imagen) y con el que Martín Cuervo colaboró.
“Nuestro grupo tenía varios objetivos, uno de ellos era trabajar con el ADN mitocondrial de los caballos para obtener datos como el sexo o las líneas genéticas, y, sobre todo, información sobre las enfermedades, tanto infecciosas como parasitarias, que podrían haber tenido estos caballos. Por otro lado, hemos escaneado todos los restos para poder estudiar también las patologías óseas de los caballos, saber si han sido montados, o estudiar las enfermedades ortopédicas que tenían. Necesitábamos tener todos los animales escaneados para estudiar estas cuestiones sin tener que manipularlos.”
La investigadora resalta el carácter multidisciplinar y colaborativo del proyecto, cuya magnitud sobrepasa los límites regionales y nacionales, pues se trata de trabajar juntos para resolver las incógnitas de esta cultura de la que apenas se conocen datos históricos. La importancia de los caballos en este yacimiento es tal por el valor de estos animales en el mundo tartésico: “en aquella época los caballos eran un símbolo de poder económico y adquisitivo. Sacrificar 52 caballos relativamente jóvenes, de entre 5 y 6 años, machos, en edad productiva, no tiene mucho sentido desde nuestro punto de vista hoy día, habría que investigar lo que pasó y lo que esto significa. Nuestra parte es un pequeño granito que aplicamos a la investigación en conjunto.” Este equipo de investigación ya ha escrito el primer artículo referente al estudio de los animales, que será publicado próximamente en una revista científica de prestigio.
En la actualidad, el yacimiento del Turuñuelo solo está excavado en un 33% de su superficie estimada, son los vestigios de una cultura desaparecida que aún deparará muchas más sorpresas y descubrimientos.
Próximos proyectos sobre el caballo en la Península Ibérica
Los trabajos de investigación y la colaboración de la UEx no han terminado, pues los caballos se encuentran actualmente en la Facultad de Veterinaria de Cáceres para su estudio. “Estamos a la espera de varios proyectos, de momento hay uno nacional, en el que Ana Mayoral y Rosa María Perales son las investigadoras principales, que aúna la parte histórica con la parte veterinaria. Trabajamos también con compañeros de Historia del Arte porque lo que queremos es constituir un centro de investigación con una parte museográfica para exhibir estos descubrimientos”, anuncia la investigadora. El objetivo es incluir no solo los caballos del Turuñuelo, sino también los que están en el Museo Arqueológico de Mérida, porque hay muchísimos caballos, no solo de la Edad del Hierro sino también romanos o incluso visigodos o de épocas posteriores.” Este museo versaría sobre el desarrollo del caballo en la Península Ibérica, desde sus inicios hasta su paso a América con el estudio de caballos de la época colonial.
Un proyecto de gran interés social donde hay gente trabajando de todas las disciplinas, dentro y fuera de la universidad. Algunos de ellos “por amor al arte” o, mejor dicho, a la ciencia y la historia. Una colaboración que demuestra la importancia cultural e histórica de estos descubrimientos. “Es esa sensación mágica de tener tu pasado en el presente, es indescriptible, es tener la oportunidad de aprender quiénes somos gracias a estudiar quiénes hemos sido”, manifiesta Martín Cuervo
El grupo de investigación del CSIC cuenta con una web divulgativa con toda la información sobre estos hallazgos: https://construyendotarteso.com/
Fuente: Servicio de Difusión de la Cultura Científica de la UEx