Médico, académico, humanista y filósofo, Diego Gracia Guillén es una de las figuras más relevantes en el ámbito internacional de la Bioética. Será investido doctor Honoris Causa este jueves, 15 de junio, en un solemne acto de la Universidad de Extremadura en el paraninfo del campus de Badajoz
Catedrático emérito de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, se considera a Gracia Guillén impulsor de la Bioética en España en la década de los años 80. Puso en marcha y dirigió el primer máster español de Bioética en 1988, en el que se han formado muchos de los profesionales sanitarios que iniciaron los comités de ética asistencial en los hospitales tanto de España como de Iberoamérica. Discípulo del ensayista y filósofo español Pedro Laín Entralgo, que refleja su libro Voluntad de verdad: Para leer a Zubiri, su publicación considerada más influyente es Fundamentos de Bioética del año 1989, obra de referencia de la perspectiva europea de la bioética. Otros libros destacados son En Busca de la identidad perdida, Bioética mínima y El poder de lo real, entre otros.
Académico de Número de las Reales Academias de Medicina y de Ciencias Morales y Políticas de España, Diego Gracia es director de la Fundación Xavier Zubiri, centro privado de investigación filosófica creado para custodiar el legado intelectual del filósofo español Xavier Zubiri, y presidente del Patronato de la Fundación de Ciencias de la Salud, dedicada a la Bioética, Prevención, Formación y Educación Sanitaria. Este jueves, 15 de junio, recibe el título de Doctor Honoris Causa por la UEx a propuesta de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud por su contribución al desarrollo de la Bioética y la formación de profesionales sanitarios.
En la historia de la medicina ha habido grandes humanistas, ¿por qué?
La medicina ha sido siempre una ciencia muy humana, precisamente porque se ocupa de la salud y la vida de los seres humanos. Hay una expresión clásica que dice que la Medicina es “la más humana de las ciencias y la más científica de las humanidades”. De los profesionales de la salud se espera que sean no solo técnicamente competentes sino además exquisitamente humanos.
¿Todo buen médico es humanista?
No sé si lo es, pero desde luego debe serlo. Desde el siglo XIX se vienen dividiendo las ciencias en dos grupos, las llamadas “ciencias de la naturaleza” y las “ciencias del espíritu”. Es claro que la Física y la Química están en el primer grupo, y la Historia o la Sociología en el segundo. Pero nunca se ha sabido muy bien en cuál de los dos incluir a la Medicina. De hecho, abarca ambos tipos de saber. La Medicina echa mano de la Química y la Biología, por un lado, pero también de la Economía, la Sociología, la Psicología y la propia Ética, por el otro. De ahí la amplitud que debe tener la formación de los profesionales de la salud, ya que van a tener que gestionar algo tan preciado por los seres humanos como es su vida y su salud.
¿Se debería estudiar filosofía de la ciencia en las carreras científicas en la Universidad?
Yo pienso que sí, y de hecho es lo que he intentado hacer durante mis muchos años como docente en una Facultad de Medicina. Yo tenía un amigo, Ignacio Ellacuría, que era Rector de una Universidad en El Salvador, y que murió asesinado, el cual siempre decía que la gente considera que la Filosofía no sirve para nada, en tanto que él pensaba y decía que servía para todo. Y es verdad. La filosofía enseña a pensar, a pensar con rigor y método, y eso sirve para todo. Una de las desdichas de nuestros programas educativos es que estos aspectos de la formación se descuidan, porque quienes hacen las leyes y los programas docentes tampoco los conocen. Parece que lo único importante es el progreso técnico, cosa a todas luces errónea.
¿Qué lecciones nos enseña la historia de medicina?
En la carrera de Medicina hay unas cuantas disciplinas que tienen por objeto formar al profesional en estos aspectos no directamente técnicos. Una de ellas ha sido y es la Historia de la Medicina. Ella permite situar la Medicina en su contexto, de modo que el profesional sepa cómo se han constituido los saberes médicos, qué son las profesiones, por qué la medicina es una profesión y no un simple oficio, cómo influyen en la salud y la enfermedad los factores económicos, sociales, culturales, éticos, religiosos, etc. Hay dicho muy repetido que dice: “El que solo sabe Medicina, ni Medicina sabe”.
Su trabajo ha sido esencial en el desarrollo de la bioética en España, ¿cómo ha evolucionado esta joven disciplina desde sus comienzos?
La Bioética es una disciplina nueva que ha habido que introducir en los programas de formación de los profesionales sanitarios, precisamente porque para ser un buen profesional no basta con la mera formación técnica. Es más, cuanto más avanza la técnica, más frecuentes y complejos son los problemas éticos que es preciso resolver. Piénsese en todos los problemas éticos relacionados con el origen de la vida (ingeniería genética, diagnóstico prenatal, FIV, anticoncepción, aborto), la mayoría de los cuales no existían cuando yo era estudiante de Medicina. Y no digamos los problemas que plantea el final de la vida. En la Facultad de Medicina en que yo estudié no había una Unidad de Cuidados Intensivos. De hecho, no la había en ninguna del país. Esto demuestra lo que hemos avanzado en los últimos cincuenta años, pero también la complejidad de los problemas éticos que plantea la Medicina actual. Conviene recordar que el término “bioética” es un neologismo que apareció en el idioma inglés a la altura de 1970, y que se acuñó precisamente para llamar la atención sobre la necesidad de que a los avances técnicos fuera pareja la reflexión ética, a fin de evitar consecuencias de las que luego tuviéramos que arrepentirnos.
¿Qué palabras claves expresan mejor la bioética? ¿Cuáles son los retos más importantes de la bioética en la práctica clínica?
La ética en general, y la bioética en particular, tienen por objeto educar a las personas en las tomas de decisiones, a fin de que estas sean correctas. Esto puede parecer sencillo, pero cuando se analiza con detalle se ve que es un criterio muy exigente. La ética no trata de lo bueno a diferencia de lo malo, sino de lo óptimo. Cuando tomamos una decisión cualquiera, y más aún cuando de esa decisión depende la vida de una persona, cualquier curso de acción distinto del óptimo es malo. Es un mal juez el que no dicta la mejor sentencia posible en cada caso, y es un mal cirujano el que no hace la operación óptima posible. La ética no trata de lo bueno sino de lo óptimo, porque cualquier decisión distinta de la óptima es siempre mala, sobre todo en aquellas profesiones que gestionan los valores más apreciados por los seres humanos, como son los de la vida y la salud. La bioética trata de educar a los profesionales sanitarios en esta mentalidad, que es tan vieja como la propia medicina, pero que según avanzan los procedimientos técnicos y aumenta nuestra capacidad de manipulación de la vida y de la muerte, se hace cada vez más imprescindible.